REFRESCANTE ENTREVISTA
Corren tan de prisa los tiempos, levantan tal polvareda al correr, que impide a las nuevas generaciones ver con claridad sus orígenes y tradiciones. En ese eclipse de tierra se diluyen personajes populares que nunca ocuparán un sitio en la rotonda de los hombres ilustres, pero que vivirán en la memoria agradecida de los tuxtlecos adultos.
Valeria Valencia, latifundista de mis afectos amistosos, periodista, promotora en los medios de los jóvenes y viejos creadores, se dio al rescate de los personajes referidos. El año pasado, CONECULTA, PACMYC y Gobierno del Estado le publicaron “Manos que hacen identidad”, una especie de nostálgico álbum de instantáneas familiares en el que me concedió el privilegio de aportar un minúsculo grano de arena. Me autorizó también a reproducir un flashazo de ese cálido, nostálgico retrato de grupo.
LAS NIEVES DE DON SÓSIMO
Eran las 11 de la mañana cuando llegamos con el fotógrafo a la casa de don Sósimo. El calor apretaba al estilo tuxtleco. Cuando vi la parte delantera del triciclo asomarse a la calle creí que se frustraría la entrevista. Sin embargo, el famoso nevero aceptó platicar sobre su sabroso oficio. La boca se hacía agua tan sólo con ver los botes plateados e imaginar su contenido. Lástima que ése día sólo había la paga justa para los pasajes.
Hoy, como desde hace 50 años, don Sósimo García Mérida se levantó a las 6 de la mañana para rallar el limón, licuar la guanábana, el melón y mover los grandes botes de hielo. Por la mañana sale de su casa a ofrecer la delicia que con sus manos arrugadas y morenas coloca finalmente sobre el barquillo.
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